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miércoles, 13 de julio de 2011

Catequesis para Catecúmenos

El  Pecado


Objetivo del tema:   Cada uno debe ser convencido (no acusado) de ser pecador; necesitado de salvación. Darse cuenta que ningún hombre puede quitar el pecado que es causa de todos los males.

            El tema  anterior se trató del amor de Dios. Sin embargo, ante la realidad de nosotros mismos y todo cuanto nos rodea surgen algunas preguntas muy lógicas:
1.    Si Dios nos ama, entonces ¿por qué a nivel personal se vive con tantas inseguridades, temores, envidias, insatisfacciones, desequilibrios emocionales, competencia, angustia, tristeza y limitaciones, y no experimentamos su amor?
2.    Si Dios nos ama, entonces, ¿por qué a nivel comunitario las familias se desintegran, los hijos se rebelan contra los padres, luchas de generaciones, competencias y odios de unos para con otros?
3.    Si Dios nos ama ¿por qué la guerra, el hambre, la pobreza, la injusticia, la discriminación, la opresión y la falta de libertad? ¿Por qué no vivimos en el plano social el maravilloso plan de amor, justicia y paz?
4.    En el fondo late la siguiente inquietud: Si Dios nos ama, ¿por qué no lo experimentamos? ¿por qué nuestro mundo no es un paraíso donde se viva en armonía, paz y justicia?

A.   El Problema


            Antes de querer solucionar el problema debemos de conocer claramente cuál es el problema. Sin un problema no está bien planteado jamás se encontrará la solución.
            Cuando se nos descompone un automóvil vamos con el mecánico para que nos diga cuál es la falla. Cuando se nos descompone el reloj le pedimos al relojero que nos lo componga. Pero, cuando se nos descompone la vida ¿a quién debemos  recurrir? Y si el mundo no marcha adecuadamente hemos de preguntarle al creador del mundo qué es lo que está sucediendo.
            El, en su Palabra, nos dice: Porque todos pecaron, todos están privados de la manifestación salvífica de Dios. Rm 3, 23.

O sea, que lo impide que en nuestro mundo se manifieste el amor de Dios y se realice su plan de felicidad, paz y unión se llama pecado... El pecado es la causa de todos los males que aquejan a la humanidad.
Dios ha hecho caer un diluvio de amor sobre nosotros, pero nosotros estamos bajo un cristal irrompible que nos permite ver llover; pero nosotros no nos mojamos con el Agua Viva del amor de Dios. El pecado es ese impedimento que no nos permite experimentar el amor de Dios.
Desde que en el paraíso  Satanás engañó a nuestros primeros padres haciéndoles creer que por sus propias fuerzas podrían alcanzar su felicidad y realización humana comenzó todo el  desastre en que vivimos:
-          El hombre se alejó de Dios, fuente de vida.
-          Se separó de su mujer, acusándola de ser la culpable.
-          Se enemistó con la creación, que se rebeló contra él.

            Desde entonces comenzaron los odios, rencores y resentimientos. Inmediatamente después el más fuerte, (Caín) mató al más pequeño (Abel). Dieron inicio a las guerras, las injusticias, el afán por las riquezas y todo el mal que existe en el mundo.
            El problema que tenemos es que somos pecadores, y por tanto, alejados del amor de Dios.
            Y lo peor es que no podemos evitarlo, porque el pecado no es algo que podamos impedir que entre a nosotros, sino que sale del fondo de nuestro  propio ser.   Mc 1,14-15.
¿Por qué un árbol de limones da siempre frutos agrios y ácidos y no dulce y apetitosos? Por la simple razón de que tiene raíces de limón y no puede dar sino limones. Así nosotros manifestamos frutos de pecado porque nuestra raíz, el corazón, es el pecado. Necesitaríamos que alguien nos cambiara  el corazón.
Nosotros somos pecadores, por eso precisamente pecamos. Porque nuestra raíz  es de pecado aparecen lógicamente frutos de pecado.
Cuando el Rey David reconoció y confesó su pecado, dijo que había pecado porque desde que su madre lo concibió, él ya era pecador: Sal  51,7.
El pecado es como nuestra sombra, inseparable de nosotros. Sólo hay dos maneras de que no tengamos sombra:
Þ  Estar en la completa oscuridad, lo cual  resulta aún peor.
Þ  ser luz. Porque la luz no tiene sombra, pero esto resulta  imposible para la fuerza humana.
            Querer salvar la vida por nuestras propias fuerzas es hundirnos más en la desesperación de la impotencia.
            Cuando comenzaron a enviar los primeros cohetes espaciales a la Luna el problema principal que existía era que no tenían la suficiente fuerza para llegar hasta allá y entonces caían a tierra. Incluso, entre más alto subían, más fuerte se desplomaban, destruyéndose completamente. Eso mismo nos pasa a nosotros cuando con nuestras propias fuerzas y medios queremos  alcanzar la felicidad, y la realización de nuestra vida.
Þ  Cuando buscamos por caminos falsos: desorden sexual, alcoholismo, drogas, activismo, afán de riquezas, poder, fama, confort, etc.
Þ  Cuando confiamos en falsos redentores: materialismo, humanismo sin Dios, comunismo o capitalismo, etc.
Þ  Cuando creemos en ídolos falsos: satanismo, brujería, curanderismo, control mental, meditación trascendental, conocimiento del futuro, etc.
Þ  Cuando dependemos de nosotros mismos: el cumplimiento de una ley, nuestra justicia propia, nuestras buenas obras, etc.
             Somos ciegos incapaces de atinar el camino. Y ningún otro nos puede ayudar porque, como nosotros, él es también ciego. Necesitamos un poder de lo alto que no tenemos.
            Dos hombres borrachos se subieron a una barca para pasar a la otra orilla del río. Ya estaba oscuro y ellos remaron toda la noche sin conseguir llegar al otro lado. Al amanecer, y ya habiéndoles pasado un poco la borrachera, se dieron cuenta que ni siquiera habían avanzado un solo metro, ya que la barca había permanecido amarrada en la orilla del río.
            También nosotros estamos amarrados por el lazo del pecado, el cual no nos permite, por más esfuerzo que hagamos, el llegar hasta la orilla de la salvación. Ni nuestra buena intención, ni  nuestras buenas obras, ni nuestra propia justicia son capaces de alcanzarnos la salvación.
            Y no importa cómo sea ese lazo. Un pajarito no puede volar si está atado por una cadena  de acero o por un hilo delgado, de todas maneras no puede volar.
Necesitamos alguien que desate el lazo del pecado...
Þ  El pecado es, básicamente, no créele a Dios, no confiar en él porque confiamos más en nosotros mismos. Creer más en nosotros que El. Preferimos a nosotros y negarlo a él. No querer depender de su voluntad. Hacer la vida por nuestra propia cuenta. Es tener ídolos en nuestra  vida: y por ídolos hemos de entender todo lo que de alguna manera suplanta a Dios.
Þ  Pecado es todo lo que no proviene de la fe en Dios: Rom 14,23; toda actitud y actividad que brota de la fe.
Þ  Los Pecados son todas las formas concretas con las que manifestamos que estamos creyendo más en nosotros mismo, en nuestros caminos y medios para conseguir la felicidad y realización personal, egoísmo y orgullo son fruto del pecado.
            El Pecado hace más daño al hombre que a Dios, por eso El no quiere que pequemos, porque tanto nos ama:
            El que me ofende hace daño a su alma: Prov 8,36.

En resumen, el pecado es apartarnos de Dios que es la Vida, y por tanto, entrar en la muerte:
            El salario del pecado es la muerte: Rom 6,23

B. La mala noticia


            El  hombre tiene un problema que el hombre no puede solucionar y un enemigo al que no puede vencer.
            El hombre, con toda su ciencia y todo su poder, no es capaz de echar abajo al príncipe de este mundo, ni quitar el pecado del mundo: hace el mal que no quiere y no hace el bien que se propone.
El hombre es de naturaleza pecadora, por eso peca. Por tanto, el hombre no puede cambiarse a sí mismo. Por sus propias fuerzas no es capaz de renovarse, hacerse creatura nueva, cambiar su corazón, solucionar el problema de su existencia.
El hombre no puede salvarse a sí mismo, porque todo el que quiera salvar su vida, la pierde. Ningún hombre se puede salvar por sí mismo.
Por tanto, tampoco ningún hombre puede salvar a otro hombre. Un ciego no puede guiar a otro ciego, pues los dos se caerían de cabeza al pozo.
El hombre tiene un problema que el hombre no puede solucionar. Esta es la peor de todas las noticias que podemos escuchar. Y sin embargo, es la verdad. Ningún periódico o noticiero, tan lleno siempre de noticias negativas, ha dado todavía  una noticia tan mala como ésta.
El día que el hombre quiso ser Dios en el Paraíso se hundió en el absurdo. El día que el hombre quiso construir la torre de Babel que alcanzara el cielo, fracasó ¡El hombre no puede llegar a Dios!

C. Reconoce  tu problema


            Ciertamente somos pecadores, pero con una ventaja, ya que sólo los enfermos pueden ser sanados y sólo los muertos pueden ser resucitados.
            Cuando un ciego cree ver y no reconoce su limitación jamás va a encontrar la ayuda necesaria para salir de su problema:

Si fueran ciegos no tendrían pecado; pero como  dicen: “vemos”, su pecado permanece: Jn 9,41

Cada año. Con motivo de las fiestas de aniversario de su coronación, el rey liberaba a un prisionero. Cuando cumplió 25 años de monarca él mismo quiso ir a la prisión acompañado de su primer ministro y toda la corte para decidir a cual prisionero iba a liberar.

Cada uno de los encarcelados, pensando que podría ser el agraciado, preparó su discurso de defensa para exponerlo ante el rey.
-       Majestad, -dijo el primero- yo soy inocente. Un enemigo me acusó falsamente,  y por eso estoy en la cárcel.
-       A mí -añadió otro- me confundieron con un asesino, pero yo jamás he matado a nadie.
-       El juez me condenó injustamente -dijo un tercero-

Así, todos y cada uno manifestaba al rey por qué razón merecía precisamente la gracia de ser liberado.
Había un hombre en un rincón, que no se acercaba, y entonces le preguntó el rey: 
-          Tú, ¿por qué estás aquí?
-          Porque maté a un hombre, majestad. Soy un asesino.
-          Y ¿por qué lo mataste?
-          Porque yo estaba muy violento en esos momentos…
-          Y ¿por qué te violentaste?
-          Porque no tengo dominio sobre mi coraje…
-          Pasó un momento en silencio mientras el rey decía a quién liberaría. Entonces tomó el cetro y dijo al asesino que acababa de interrogar:
-          Tú sales de la cárcel…
-          Pero, majestad,- replicó el primer ministro- ¿acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?
-          Precisamente por eso, - respondió el rey- saco a este malvado de la cárcel para que no eche a perder a todos lo demás que parecen buenos.

El único pecado que no puede ser perdonado es el que no reconocemos. Es necesario confesar que somos pecadores y no tan buenos como muchas veces tratamos de aparentar.

Lecturas para profundizar :
Þ  El trigo y la cizaña, donde Jesús desentraña el misterio del mal en el mundo.
Þ  El fariseo y el publicano, para que te des cuenta que sólo quien confiesa sus limitaciones es capaz de recibir la ayuda adecuada

Otras reflexiones

El pecado trae:
-          Sentimientos de Culpabilidad, Soledad, no hay paz y hay tristeza.
Aunque se le quite la etiqueta lo malo es malo.


El Amor de Dios

Objetivo del  Tema: Que el evangelizado experimente el amor personal e incondicional de Dios que es nuestro padre

A. Dios te ama  personalmente porque El es tu Padre
Así dice Yahvé tu creador, el que te hizo: no temas porque Yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre, tú eres mío: Is 43,1

Con amor eterno y gratuito te he amado: Jer 31,3

Dios ama a todos los hombres pero también ama a cada uno de manera  personal, como cada uno necesita  ser amado. Si tú  fueras el único habitante  de todo el universo. Dios no podría amarte ya más de lo  que te ama, porque te ama  con todo el amor de un Dios poderoso.
Dios  no nos ama  por lo que nosotros hacemos, sino por que él  es nuestro padre:

Cual la ternura de un padre para con sus hijos. Así de tierno es Yahvé para quienes le buscan: Sal 103,13

B. Dios te ama incondicionalmente porque él es amor
Dios es amor: 1 Jn.4,8
¿Podría una madre  olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues Yo de ti nunca me olvidaré: Is 49,15.

Dios no te pone ninguna condición para amarte, él te ama precisamente como tú eres en estos momentos:
No importa lo que hayas sido o seas en el presente: pecados, vicios o defectos. Dios te ama     incondicionalmente, porque su amor no cambia. Incluso, todo fracaso, problema y hasta el pecado en tu vida son ahora una oportunidad para que experimentes el amor de Dios que es siempre fiel.

Dios que señala es todopoderoso que hace  todo lo que quiere con su fuerza o omnipotencia, hay algo que no puede hacer: dejarte de amar.
Los montes se correrán y las colinas se moverán, pero mi amor de ti no se apartará: Is 54,10

   En la veleta que señala la dirección de los vientos, un hombre quitó el gallito y en su lugar puso el siguiente letrero: “Dios es amor”. Queriendo  decir que no importaba de dónde soplaran los vientos, si había tempestad o calma, Dios siempre nos amaba. No importan las dificultades y los cambios, Dios siempre nos ama.
    
     Tú no necesitas aparentar otra cosa de lo que  tú  eres para que Dios te ame. Te ama como eres. Es más, él te hizo así. El no sólo nos acepta como somos sino que le gusta como somos: tiene  su alegría  en nosotros: Sof 3,17. A cada uno nos dice en lo más intimo esta gran verdad: “Tú eres mi hijo amado en quien tengo mis complacencias”.
    
     Dios te ama   con tus cualidades y defectos. El no te ama por tus cualidades, sino con tus  cualidades. Dios no te deja de amar pero él te ama a ti. Te acepta  y te acepta con amor.
    
     Dios te ama  con tus pecados  y tus esfuerzos, seas rico o seas pobre. No necesitas ponerte mascaras delante de él. El    te ama porque  eres su hijo y  no por otra cosa. No te ama porque tú seas bueno, sino porque el bueno es él.
·      Vean  los pájaros  del cielo. Ellos no siembran ni cosechan y Dios les da cada  día su alimento. Nosotros valemos para Dios mucho más que las aves y todos los animales juntos.
·      Vean los lirios del campo. Ellos no hilan ni tejen y Dios los viste con belleza inigualable.
            …cuánto más a nosotros que somos sus hijos, aunque seamos  pecadores. Es más, él ama de manera especial a los pecadores. El peor de todos los pecadores es el más amado de Dios, porque donde abunda el pecado sobreabunda su amor misericordioso. El más pecador  es quien puede experimentar más perdón, gozo y esperanza, porque es el más necesitado.

C. Dios quiere lo mejor porque eres su hijo
            Dios, ciertamente te ama como eres, pero  te ama  tanto que no te quiere dejar así. El quiere algo mucho mejor para ti.
Precisamente  porque Dios  te ama él quiere lo mejor  para ti y  tiene un plan que él  hizo con toda sabiduría y amor para  ti.

El tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que nosotros podemos pedir o pensar, con su poder que actúa en nosotros: Ef. 3,20

Su plan supera con mucho lo que tú te imaginas o puedes pensar para  tu bien. Como el cielo aventaja   a la tierra, así aventaja su  plan al  tuyo: Is. 55, 8-9
·      Desde un principio  nos creó  a su imagen y semejanza, llenos de su amor y cocreadores con él, capaces de ser  sus  representantes  en este mundo.
·      Nos creó en armonía perfecta.
·      Con El: una relación personal, íntima y permanente.
·      Con los demás: relaciones de justicia, verdad y servicio.
·      Con nosotros mismos: con seguridad, paz y dominio  propio.
·      Con toda la creación: siendo libres y no esclavos de las cosas de este mundo.
·      Nos llenó de Felicidad con su  gozo,  paz  y unión.

D. Dios tomó la iniciativa para amarte

Dios te ama, lo  único que te pide  es que creas en su amor, que creas en  él, confíes en suplan, más que en el tuyo.

Lo primero que Dios nos pide   no es que le amemos sino que nos dejemos amar   por él . Solo manifiéstale que quieres experimentar su amor por ti.

No se trata  de que nosotros intentemos llegar a él. Es él quien quiere llegar a nosotros. No se trata de que nosotros lo alcancemos a él, sino de que nos dejemos alcanzar  por él. Antes de que nosotros comenzáramos a buscarlo. El ya nos andaba buscando. El tomó la iniciativa.

Un día, Saulo  de Tarso  decidió  perseguir a Jesús y emprendió el camino de Damasco para apresar a los cristianos. Sin embargo, era Jesús  quien lo iba  persiguiendo a él,  hasta que alcanzó y lo tiró del caballo. En  ese momento Saulo quedó preso, preso del amor de Jesús. Dios lo sedujo y él simplemente se dejó seducir: (Jer 20,7)

Escribiendo a los Gálatas dice: Ahora aman a Dios: o mejor dicho, ahora que Dios los ama a ustedes: Gal 4.9

            Es que no fueron los Gálatas los que amaron a Dios. Primero  Dios los amó  a ellos. El  amor  no consiste  en que nosotros amemos  a Dios  sino en que él nos amó  primero: 1Jn 4,19. No   fuimos  nosotros los que elegimos a él. El nos eligió  primero: Jn 15,16. Nosotros  no le hacemos  a Dios  el favor  de amarlo. Es él quien  nos favorece a nosotros con su amor que es eterno.

            A veces  nosotros buscamos  a  Dios  y lo queremos  amar. Pero nadie puede amarlo si antes no ha experimentado  su amor. Hay que hacer  un alto, detenernos y dejarnos  alcanzar por su amor.

            Dios  ama a todos los hombres  porque  todos somos sus hijos y hechura de sus manos.
Ama  a los bueno y a los malos, hombres y mujeres, católicos y protestantes, ateos o perseguidores de la Iglesia, sacerdotes, lideres sindicales, cabareteras o prostitutas. Nos ama a todos porque todos somos sus hijos.

Dios no nos ama  por lo que hacemos, sino por lo que somos: sus hijos. Dios no nos ama  porque  nosotros  somos buenos sino porque el Bueno es él. No nos ama porque  nosotros lo amamos, sino porque él es amor: 1Jn 4,8.



Cuestionario Nº1

1.    ¿ Desde cuándo te ha amado Dios? Jeremías 31,3
…………………………………………………………………

2.    ¿A quiénes  ama Dios?  Mateo 5,44-45:
A los ………………………..……………y a los ………………
a los…………………e…………………………………………

3.    Tanto amó Dios al mundo que…………………….
……………………………………………………………
………………………………………………….Juan 3,16.
4.    Dios es …………………….1ª de Juan 4,8.
5.    En el amor  no hay………………………………1ªJuan 4,18.
6.    ¿En qué  consiste el amor?…………………………………
…………………………………………………….1ª de Juan 4,10

7.    Si  Dios es amor  (caridad), escribe de Dios lo que San Pablo dice sobre el amor (Caridad) en 1 Corintios 13, 4-8:
Dios es ………………….         Dios no es ……………………
Dios es ………………….         Dios no es ……………………
Dios es ……………....…..        Dios no ………………………
Dios todo………………           Dios no ………………………
Dios todo ………………          Dios no ………………………
Dios todo ………………          Dios no ………………………
Dios todo ………………          Dios no………………………
               Dios se…………………………
- ¿Cuál de estas características te parece la más importante para tu vida?
    ………………………………………………………………………

8.    Uno las dos columnas  haciendo concordar la cita:
Dios nos ama con de:
Þ  Padre                     Salmo 23,3
Þ  Madre                    Jeremías 2,2
Þ  Esposo                   Isaías 62,5
Þ  Novio                     Isaías 49,15
Þ  Pastor                     Salmo 103,13

9.    Responde : Verdadero o Falso                        V         F
- Dios nos ama porque Él es nuestro Padre             ….       ….
- Dios nos  ama porque somos cristianos                 ….       ….
- Dios nos ama porque Él es bueno                         ….       ….
- Dios sólo ama a los que le obedecen                      ….      ….
- Dios ama a los pecadores                                      ….       …..
- Dios ama porque  somos buenos                           ….       …..

10. De acuerdo a Éxodo 34,6 responde:               Sí         No
- Dios es clemente y compasivo                              .…       ….
- Dios es lento para enojarse                                    ….       ….
- Dios es rico en amor y fidelidad                           ….       ….
- Dios mantiene su amor por mil generaciones        ….       ….
- Dios  perdona la iniquidad y el pecado                 ….       ….


La Salvación de Jesús

Objetivo del Tema: Presentar a Jesús, muerto, resucitado y glorificado como la única solución para el  mundo  y cada individuo. Proclamar  que ya fuimos salvados por su sangre.

1.  Síntesis de los dos temas anteriores


Dios nos ama, pero el pecado nos impide experimentar ese amor. El hombre solo no puede salvarse.

2.      La Buena Noticia


Si el hombre era incapaz de llegar a Dios, Dios vino al hombre. Si nosotros no teníamos las fuerzas necesarias para subir a El, EL descendió a nosotros.
      Cuando no había esperanza alguna de solución al problema más grave del hombre, entonces brilló una luz en medio de las tinieblas: Dios cumplió su promesa de salvación.

Tanto amó Dios al mundo que  le envió a su Hijo único; no para condenar al mundo, sino para salvar al mundo: Jn  3,16-17.

      Por tanto,  si hay una solución para todos y  para cada uno: se llama Jesús, cuyo nombre  significa: Yahvé Salva”. El no sólo trae la salvación de Dios. El mismo es la salvación. Es el médico y la medicina al mismo tiempo, es “Dios  con nosotros”, salvándonos.

2.1.Vence a Satanás
Desde el momento mismo en que nuestros primeros padres pecaron, Dios nos prometió la salvación: Le  dijo a la serpiente:
Enemistad pondré entre ti y la mujer; entre tu linaje y el de ella. Uno de su linaje te aplastará la cabeza: Gen. 3,15

Jesús, descendiente de la mujer, aplasta la cabeza del enemigo. El príncipe de este mundo es echado abajo y nada puede contra Jesús. Jesús es el único que ha vencido a Satanás y a su mundo tenebroso.

¡Animo!: Yo he  vencido al mundo:        Jn. 16,33

2.2  Salvación del Pecado
Jesús es el Cordero de Dios que viene a quitar el pecado del mundo para que podamos vivir en plenitud la vida. Su misión no es sólo quitar los males y sufrimientos de este mundo, sino arrancar la raíz que origina todo este mal: el pecado.

     - PERDONA  EL PECADO:
Por nuestro pecado, todos nosotros estábamos enemistados de Dios y teníamos con El una cuenta pendiente  que no éramos capaces de saldar.

Nos pasó como si habiendo comido en restaurante, al momento de querer pagar la cuenta, no tuviéramos dinero de tal manera que tendríamos que ir irremediablemente a la cárcel. Pero, en ese instante se acerca el dueño del establecimiento. Y nos dice: el señor que estaba sentado en al otra mesa lo conoce a usted y ya pagó toda su cuenta.

Nosotros debíamos a Dios una cuenta por habernos comido el fruto prohibido, y no teniendo con qué pagar, debíamos ir al infierno. Pero, Jesús se acercó hasta nosotros, tomó la nota de cargo que había contra nosotros y la clavó en su cruz. El Padre, al ver tanto amor de su Hijo por nosotros, canceló nuestra cuenta. Por tanto, ya estamos en paz con Dios porque ya nada le debemos. Nuestro Dios es el Dios de los perdones: Neh 9,17.

Nosotros que estábamos muertos a causa de nuestros delitos (Dios) nos vivificó  juntamente con Cristo y nos perdonó todos nuestros pecados. Canceló la nota de cargo que había contra nosotros… Y  la suprimió clavándola en al Cruz: Col 2,13-14.

            De esta manera ya ninguna condenación  pesa sobre nosotros. Nuestros pecados han sido perdonados gracias a la sangre de Cristo que le pidió a su Padre cuando estaba colgado en la cruz: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen". ¿Acaso el Padre no escucharía esta oración del Hijo de sus complacencias. Nada le puede negar a él. Por tanto, ya estamos en paz con Dios y nos podemos acercar confiadamente a Él por los méritos de Cristo.

-          OLVIDA EL PECADO:
Dios no sólo perdonó nuestras culpas y pecados, sino que las olvidó completamente. Cuando Dios perdona, perdona para siempre, es decir, no se vuelve a acordar nunca más de nuestros pecados perdonados.

Jesús, enviado del Padre, tomó nuestros pecados y los arrojó hasta el fondo del mar. Allí han quedado sepultados para siempre y es imposible volverlos a sacar:

Tú te vuelves a compadecer de nosotros  y pisoteas nuestras iniquidades.
¡Tú arrojas hasta el fondo del mar todos nuestros pecados! Miq 7,19

Por tanto, ya no hay quien  nos acuse frente a Dios.
Dios nos había prometido a través del profeta Jeremías que en la Nueva Alianza no sólo se apiadaría de nuestras iniquidades,  sino que ni se acordaría ya de nuestros pecados: Jer 31,34

Dios no tiene una lista negra con todos nuestros pecados la cual nos será mostrada al final de nuestra vida. No. Los pecados perdonados por Dios ya están completamente olvidados por él. Dios sólo tiene una cosa mala: mala memoria para nuestros pecados perdonados por la sangre de su Hijo. Jamás los recuerda o echa en cara.

Cuando Dios voltea a vernos nos ve perdonados con la sangre preciosa de su Hijo Amado: somos santos e inmaculados en su presencia, ya que la sangre de Cristo nos purificó de todo pecado y nos ha llevado hasta la perfección: Heb 20,24

-          LIBERA DEL PECADO :

La obra de salvación no se limita a quitarnos nuestros pecados. No es como una lavandería que nos lava lo que está manchado pero que luego nosotros nos volvemos a ensuciar. No

Jesús no sólo  vino a quitar o perdonar el pecado, sino a liberarnos del pecado, es decir nos capacita para ya no pecar.

El pecado es una esclavitud, una debilidad que arrastra a nuestro cuerpo. Hacemos el mal que no queremos y no somos capaces de hacer el bien que deberíamos, de tal manera que gemimos en ansias de la liberación de esta debilidad que nos encadena: Rom 7, 14-25.

Nos pasó como aquellos matrimonios antiguos: desde que nacimos fuimos desposados con el pecado. El era nuestro amo que mandaba cruelmente sobre nosotros, nos maltrataba, hacía sufrir y nos esclavizaba. Pero un día al ver Jesús que no éramos libres, tomó ese pecado y lo hizo morir en su cruz, quedando de esa manera nosotros totalmente libres, gracias a Cristo Jesús muerto y resucitado.
Una vez ya liberados de nuestro antiguo marido, cual casta virgen, fuimos desposados con Cristo Jesús. Desde entonces el pecado ya no señorea sobre nosotros, ya no tenemos por qué obedecerle y hacer lo que nos manda. El pecado ya no tiene ningún poder sobre nosotros ni estamos a su servicio, sino que por amor servimos a Jesús, con quien ahora estamos desposados: 2Cor 11,2.

En Cristo Jesús fuimos hechos nuevas criaturas. Todo lo viejo pasó, el hombre viejo murió y ahora somos completamente nuevos (2Cor 5,21). Para ser libres nos libertó Cristo (Gal 5,1). Contamos ahora con la fuerza de Dios para vencer el pecado y éste ya perdió todo su poder de influencia sobre nosotros.



2.3. Comunica Vida Divina : paz.

Dios no envió a su Hijo amado sólo a desatar nudos o romper cadenas de pecado sino que especialmente fue  enviado para traer vida, y vida en abundancia: Jn10,10.

Jesús es presencia del amor del Padre para con los pecadores, para allí donde abunda el pecado, sobreabunde el amor misericordioso de Dios: Rom 5,20.

El vivió la vida humana en toda su plenitud y riqueza, enseñándonos la verdadera dimensión de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios. Jesús le da verdadero sentido a la existencia, e instaura la paz en todas sus dimensiones.

-          LA MUJER ADÚLTERA: Jn 8,3-11 (paz consigo misma).
Los que la sorprendieron pecando la llevaron a Jesús, seguros de que iban a confirmar la pena de muerte decretada por Moisés. Mas, contrariamente, Jesús tiene fe en ella, aunque haya sido infiel; devolviéndole toda la dignidad perdida. La hace mujer. Para Jesús todo tiene remedio. Es más, ni siquiera hace alusión a su pasado. Tampoco la condena. Para ella hay un porvenir totalmente nuevo y abierto: Vete y no peques más, le dice

-          EL RICO ZAQUEO: Lc 19,1-10 (paz con los demás)
Zaqueo era un hombre muy rico, al que nada le faltaba, excepto estatura. Sin embargo, para compensar su baja estatura había hecho de las más altas riquezas, a costa de injusticias y opresiones, aprovechándose de los demás.

Un día, entro Jesús a la ciudad de Jericó y Zaqueo se tuvo que subir a un árbol para poder verlo. Jesús lo vio y se invitó a comer a su casa. Desde entonces todo cambió. Le quitó la seguridad donde esta afianzada su vida y le dio otra seguridad más firme e inconmovible; la alegría de ser justo.

Jesús cambio la vida de Zaqueo. Le dio un nuevo sentido, mostrándole que un hombre no se puede satisfacer con las cosas de este mundo, que hay un mundo más transcendente que las cosas que podemos contar o tocar: el Reino de los Cielos. Zaqueo fue liberado de la codicia, y comenzó a vivir en justicia y paz con todo el mundo.

-          EL LADRÓN ARREPENTIDO: Lc 23,39-43 (paz con Dios)
Por asesino y por ladrón lo habían condenado a morir en una cruz. Ya ni los azotes ni la cárcel eran remedio para  él. Nada ni nadie podía corregirlo: por eso, lo condenaron a muerte  y fue crucificado el viernes Santo a la derecha y de otro hombre, Jesús, que nada malo había hecho.

Todos le habían condenado, y hasta él mismo llegó a estar de acuerdo que ya no había otro remedio para él sino la muerte. "Nosotros sufrimos un justo castigo", dijo. Le parecía normal tener que morir. Estaba convencido que para él no había ninguna esperanza de salvación y recuperación en este mundo.

Pero recurrió a Jesús que estaba sufriendo el mismo suplicio, y Jesús le abrió una puerta al que todo mundo le cerraba el derecho a la existencia. Jesús no rechazó al rechazado por la ley y la justicia de este mundo. Al contrario, le dio una Nueva Vida al que moría: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso". Para Jesús no todo está acabado. La   vida de ninguno termina, ni siquiera con la muerte. Para Jesús nadie está condenado a muerte, todo tiene remedio. El ladrón encontró la reconciliación con Dios a través de Jesús crucificado.

3.      Cómo se realizó Nuestra Salvación


Jesús realizó una vez para siempre la salvación íntegra del hombre  y de todos los hombres:

3.1  Por su encarnación
La prueba de que Dios nos ama es que siendo nosotros pecadores
nos envió a su propio Hijo el cual tomó nuestra carne de pecado: Rom. 5,9.

El  Hijo de Dios, siendo de condición divina, tomó carne pecadora y habitó entre nosotros, haciéndose semejante a nosotros en todo, menos en el pecado: Jer. 4,15. Asumió todas nuestras limitaciones humanas y vivió plenamente nuestra vida, con su grandeza y su miseria: lloró, cantó, se sintió solo y abandonado, se llenaba de gozo y su rostro reflejaba esperanza, pero tampoco le faltó el momento del pavor y de la angustia. Admiraba los campos, el cielo y los animales, pero sufría hasta las lágrimas la dureza de su pueblo. En fin, al hacerse  hombre unió en sí mismo, en una sola  persona, toda la vida del hombre y toda la vida de Dios. La ruptura entre Dios y el hombre originada por el pecado de nuestros primeros padres quedó unida para siempre en el Dios-hombre a quien llamaban Jesús.

Jesús es "Emmanuel"; Dios con nosotros: Mt 1,23. Y si Dios está con nosotros ¿quién contra nosotros? Nada ni nadie nos puede separa del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús: Rom 8,31.

3.2  Por su muerte
Jesús  no fue asesinado. El voluntariamente se entregó a la muerte por amor a nosotros los pecadores para cargar con nuestro pecado. El tomó sobre sí todos nuestros pecados y al morir en la cruz murió con él nuestro pecado. De esta manera nuestro pecado quedó  para siempre muerto en la cruz de Cristo.

Es como si muere una persona que se llama  Luis-Alfonso. Naturalmente que cuando se muere Luis en ese mismo instante muere Alfonso. Eso fue lo que sucedió en la muerte de Jesús. El no tenía pecado, pero, cargando con todos nuestros pecados se hizo pecado: 2Cor 5,21. Por  tanto, en la cruz estaba agonizando Jesús-Pecado; y al morir Jesús a las 3 de la tarde de aquel Viernes Santo, también murió pecado, nuestro pecado. En la cruz de Cristo murió todo lo que debía y podía morir.

Además Jesús suprimió todas consecuencias del pecado. Si el pecado es la causa de todos los males en este mundo, al ser arrancada de raíz por Jesús, fueron suprimidas todas las nefastas consecuencias del pecado:

-          Con su resistencia pacífica murió toda violencia.
-          Con la entrega de todo lo que tenía, murió el afán de las riquezas y la ambición de poder.
-          Con su impotencia murió el deseo de dominio y poder terreno.
-          Con su sumisión al Padre murió la independencia  frente a Dios.
-          Con el abandono en las manos de su Padre, murió  toda confianza y seguridad  terrenas.
-          Con el perdón otorgado a sus verdugos murieron los odios, rencores y resentimientos.
-          Con su confianza murió toda desesperación y angustia.
-          Con su entrega murió  egoísmo.

En la cruz de Jesús murió todo lo que no nos dejaba vivir como hijos de Dios y por su sangre fuimos rescatados, lavados y purificados. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus heridas fuimos liberados.

3.3   Por su resurrección
La obra salvífica de Jesús no terminó en la cruz. Lo que pasó después fue aun más admirable, ya que al tercer día de haber muerto y haber sido sepultado, el poder de Dios lo resucitó de entre los muertos, quedando para siempre muerto nuestro pecado, mientras que Jesús resucitaba con una Nueva Vida para ofrecerla a todos nosotros.

Sucedió como cuando un malhechor es sentenciado a cadena perpetua. Naturalmente que no va querer entrar a la cárcel porque sabe que de allí nunca podrá volver a salir. Entonces tratará de escaparse por todos los medios. Para que esto no suceda, un policía lo amarra y se mete junto con el malhechor hasta adentro del penal. Ciertamente los dos tiene que entrar a la cárcel, pero en cuanto al policía  lo deja detrás de la rejas, él sale libre y el malvado queda aprisionado.

Eso mismo fue lo que  hizo Jesús para encarcelar nuestro pecado. Cargó con él hasta la tumba y allí lo dejo encerrado y enterrado. Pero al tercer día, Jesús salió de la tumba y dejó para siempre muerto nuestro pecado.

En la resurrección Jesús vence a la peor de todas las consecuencias del pecado: la muerte. Por eso podemos cantar victoriosos. ¿Dónde está, oh muerte tu victoria? 1 Cor 15,55

Al resucitar Jesús abrió todas las posibilidades para la humanidad. Si un muerto resucita entonces todo lo demás también es posible y sencillo: los ciegos ven, los paralíticos andan, los afligidos encuentran consuelo y esperanza. Se abre una puerta para el género humano, una luz brilla en medio de las tinieblas. Una Nueva Vida es posible. El gozo, la paz, la paciencia, la comprensión, la libertad, la justicia y la armonía se pueden  vivir en este mundo, porque Cristo ha resucitado. Si Dios resucitó a Jesús de la muerte entonces también puede librarnos a nosotros de todo lo que no nos deja vivir plenamente nuestra vida: injusticias, opresiones, colonialismo, dependencias, etc.

Si a través de la encarnación de su Hijo, Dios vino a hacer morada entre los hombres, por la resurrección de Jesús un hombre está ya con Dios. Se ha restablecido ya totalmente el puente de comunicación entre Dios con los hombres y los hombres con Dios, gracias a la resurrección de Jesús.

En Cristo no hay muerte. Todo es vida en él. Ha resucitado y está vivo, ofreciéndonos su vida de resucitado. No sólo resucitó, sino que nos ha resucitado, juntamente con él.

4        Conclusión

Jesús, muerto y resucitado, es la solución de Dios para el mundo. El es la única  solución . No hay  otro camino.
No hay  otro Nombre dado a los hombres por el cual podamos ser salvados: Hech 4,12

El es el único capaz de quitar el pecado del mundo y vencer a Satanás, suprimiendo lógicamente todas las consecuencias del pecado.

En su cruz dio su vida por nosotros. En su resurrección dio su vida a nosotros. En su cruz murió nuestro pecado y en su resurrección nos comunicó vida abundante para que como él, vivamos como hijos de Dios.

Jesús  no nos salva hoy. Jesús ya nos salvó desde hace dos mil años por su muerte y resurrección. Nosotros, por  nuestro pecado, éramos como un barco que se hundía en medio del mar y sólo había una barca salvavidas. Esa barca es Jesús que cuando nos encontramos con él no sólo nos salva nuestra vida sino que nos da una vida totalmente nueva. No hay otro camino para ser  salvado. El es la única y real esperanza para el hombre y el mundo.

Si  Jesús no nos salva hoy es porque ya nos salvó desde hace dos mil años por su muerte y resurrección, ciertamente su salvación sí es para hoy para cada uno de nosotros. Es el mismo, ayer, hoy y siempre, y tiene ganada la victoria sobre el pecado y todo el mal en este mundo.

Nosotros estábamos muertos a causa de nuestros delitos y pecados en los cuales vivimos en otros tiempos según el proceder de este mundo, según el imperio de Satanás que actúa en los rebeldes en medio de las tendencias de la carne y siguiendo los apetitos de la carne y de los malos deseos, destinados como todos ellos también al castigo...
Pero, Dios, rico en misericordia, por el grande  amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo -por gracia  han sido salvados- con él  nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús. Ef. 2,1-6

 

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