Queridos hermanos y hermanas,
he preparado un discurso para esta ocasión sobre los temas de la vida consagrada y sobre tres pilares; existen otros, pero tres son importantes para la vida consagrada. El primero es la profecía, el otro es la proximidad y el tercero es la esperanza. Profecía, proximidad y esperanza. He entregado al Cardenal Prefecto el texto porque es un poco aburrido leerlo y prefiero hablar con ustedes de aquello que me sale del corazón. ¿De acuerdo?